El conductismo es una de las
teorías del aprendizaje que se ha mantenido durante más años y de mayor
tradición. Aunque no encaja totalmente en los nuevos paradigmas educativos por
concebir el aprendizaje como algo mecánico, deshumano y reduccionista, la
realidad es que muchos programas actuales se basan en las propuestas
conductistas como la descomposición de la información en unidades, el diseño de
actividades que requieren una respuesta y la planificación del refuerzo.
Propone que la
base fundamental de todo proceso de enseñanza-aprendizaje se halla representada
por un reflejo condicionado, es decir, por la relación asociada que existe
entre la respuesta y el estímulo que la provoca. En general se considera el conductismo
como una orientación clínica que se enriquece con otras concepciones.
La teoría
conductista se basa en las teorías de Ivan P. Pavlov (1849-1936). Se centra en
el estudio de la conducta observable para controlarla y predecirla. Su objetivo
es conseguir una conducta determinada.
De esta teoría
se plantearon dos variantes: el condicionamiento clásico y el condicionamiento
instrumental y operante.
El primero
describe una asociación entre estímulo y respuesta contigua, de forma que si
sabemos plantear los estímulos adecuados, obtendremos la respuesta deseada.
Esta variante explica tan sólo comportamientos muy elementales.
La segunda
variante, el condicionamiento instrumental y operante, persigue la
consolidación de la respuesta según el estímulo, buscando los reforzadores
necesarios para implantar esta relación en el individuo.
Los
conductistas definen el aprendizaje como la adquisición de nuevas conductas o
comportamientos.
La teoría del
refuerzo consiste en describir el proceso por el que se incrementa la
asociación continuada de una cierta respuesta ante un cierto estímulo, al
obtener el sujeto un premio o recompensa (refuerzo positivo). El
condicionamiento operante, desarrollado a partir de los aportes de Skinner, es
la aplicación de la teoría del refuerzo. Al emplear estos principios de forma
positiva para estimular un comportamiento optimizado en el aprendizaje. Si se
aplica desde sus aspectos negativos, es decir, cuando se aplica un castigo como
refuerzo negativo para extinguir o disminuir la frecuencia de una respuesta,
los resultados son poco claros porque se producen comportamientos reactivos
emocionales, que perturban el aprendizaje e invalidan a la persona.
Sin embargo,
si es aplicado en forma correcta, el refuerzo puede modificar con éxito el
comportamiento y estimular el aprendizaje, pero nunca la formación integral del
alumno.
A diferencia
del modelo centrado en el alumno, el conductismo prescinde por completo de los
procesos cognoscitivos. Para él el conocimiento es una suma de información que
se va construyendo de forma lineal. Asume que la asimilación de contenidos
puede descomponerse en actos aislados de instrucción. Busca únicamente que los
resultados obtenidos sean los deseados despreocupándose de la actividad
creativa y descubridora del alumno.
En el conductismo, el sujeto que
enseña es el encargado de provocar dicho estímulo que se encuentra fuera del
alumno y por lo general, se reduce a premios y el refuerzo negativo a castigos
(para lo que, en la mayoría de los casos, se utilizaron las calificaciones).
Este enfoque
formuló el principio de la motivación,
que consiste en estimular a un sujeto para que éste ponga en actividad sus
facultades. Si bien no es posible negar la importancia de la motivación en el proceso
enseñanza-aprendizaje y la gran influencia del conductismo en la educación, tampoco es
posible negar que el ser humano es mucho más que una serie de estímulos.
La finalidad
del conductismo
es condicionar a los alumnos para que por medio de la educación supriman
conductas no deseadas, así alienta en el sistema escolar el uso de
procedimientos destinados a manipular las conductas, como la competencia entre
alumnos. La información y los datos organizados de determinada manera son los
estímulos básicos (la motivación) frente a los que los estudiantes, como
simples receptores, deben hacer elecciones y asociaciones dentro de un margen
estrecho de posibles respuestas correctas que, de ser ejecutadas, reciben el
correspondiente refuerzo (una estrella en la frente, una medalla o una buena
calificación).
En las
prácticas escolares el conductismo ha conducido a que:
• La
motivación sea ajena al estudiante.
• Se
desarrolle únicamente la memoria.
• Cree
dependencias del alumno a estímulos externos.
• La relación
educando-educador sea sumamente pobre.
• La
evaluación se asocie a la calificación y suele responder a refuerzos negativos.
Hoy en día
este enfoque educativo es utilizado en escuelas y universidades.
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